“Ustedes, pues, sean perfectos, como su Padre
celestial es perfecto”.
Jesús nos presenta el desafío que es difícil
pero posible. Nadie puede ser perfecto sin Su gracia. Pero con Su gracia, todo
puede ser perfecto.
La temporada de Cuaresma comienza este
miércoles. Esta es la temporada de oración, ayuno y limosna. Y esta es la
temporada de curación. ¡Cómo Jesús, Que es amor y misericordia, desea sanarnos!
Cuando vamos a la Confesión, nuestros pecados
son perdonados y nuestras almas se vuelven más perfectas. Los sacramentos son
el camino a la perfección.
La meta de nuestras vidas es ser perfectos como
nuestro Padre Celestial es perfecto. Queremos cooperar con su fuerza para
alcanzar esta meta.
Cuando recibimos dignamente los sacramentos,
cuando oramos, cuando servimos, cuando perdonamos, la distancia a nuestra meta
se acorta. Deseamos dejar esta tierra perfeccionada en Cristo para poder ir
directamente al Cielo sin demora en el Purgatorio.
Nuestra Señora está con nosotros. Ella es el
ejemplo perfecto del discípulo de Jesucristo. Cuando rezamos su Rosario, le
pedimos que esté con nosotros "ahora y en la hora de nuestra muerte".
San José es el patrón de una muerte feliz. Esto
significa que él ayudará a garantizar que estemos en el estado de gracia cuando
muramos.
Que ahora nos preparemos bien para la Cuaresma
y para nuestras muertes. Que Dios te bendiga y María te guarde.
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